viernes, 12 de septiembre de 2014

Encontrándome es como te encuentro!!!

Para hablar de Dios hay que tener una experiencia de Dios, no podemos decir nada sobre él si no le conocemos, de ahí que muchas veces las teorías, doctrinas y discursos de muchos que hablan sobre Dios suenen huecas y carentes de sentido vital.

Precisamente la Teología contiene estos dos aspectos cuando se habla de Dios, por un lado posee toda una doctrina y reflexión sobre Dios pero esta ha sido elaborada a partir de la experiencia misma de la Iglesia y de sus miembros. Hablamos lo que sabemos y damos testimonio de lo que hemos visto (Jn 3, 11).
Vamos más allá; para hablar de Dios hay que hablar primero del hombre pues él es el sujeto que vive la experiencia de Dios y a su vez la vive de sí mismo, por tanto, en Dios el hombre se encuentra a sí mismo y en sí mismo el hombre encuentra a Dios.

Ante esta afirmación corresponde vislumbrar al ser humano como creatura de Dios, es una maravilla, él es fruto de una largo proceso de evolución de la vida, y esa vida como nos dice san Juan en su evangelio es el mismo Cristo (Cf. Jn 14, 6)

En cada ser personal la vida se sigue creando, no es estática, sino dinámica y se recrea todos los días, pues la vida misma lleva este proceso en cualquiera de sus formas no solo en el ser humano, toda la creación, el cosmos, evoluciona, se recrea todos los días.
Así como el cosmos entero tiene esta dinámica, en el hombre se verifica en su expresión de vida a lo largo de los años, pero también en sus capacidades, como la reflexión, la afectividad, la ética, etc.

Toda capacidad personal, así como cada experiencia ha provocado en nosotros el aprendizaje vital para saber responder a la vida misma y sus desafíos; ha provocado en nosotros una transformación y comprensión gradual de nosotros mismos y de la naturaleza.
En la medida que somos conscientes de nosotros mismos nos vamos recreando a sí mismos, es este un proceso fascinante que también lo vive todo el cosmos: todos poseemos y somos habitados por una fuerza vital que nos permite transformar nuestra realidad y a su vez aportar de nuevo a todo el conjunto.

Por otro lado es necesario recordar que el ser humano es un ser profundamente simbólico y necesitado de sentido, por ello forma imágenes, construcciones e interpretaciones para comprender todo lo que él es y lo que le rodea. Para Ivone Gebara, teóloga y feminista, ésta es la maravilla humana que nos coloca en el conjunto del Universo del que formamos parte.

A partir de estas líneas se puede comprender un poco más que toda esa maravilla que habita en nosotros y nos posibilita para comprendernos y encontrarnos a nosotros mismos por un lado, pero para ir al encuentro de todo el universo por el otro, es parte esencial de esa experiencia de Dios, nos acercamos al misterio de Dios cuando tocamos nuestro propio misterio y maravilla, pasamos de relacionarnos con algo a tener una relación con “alguien”.

Dios vive dentro de cada uno de nosotros y al encontrarnos con nosotros mismos en lo más profundo de nuestro ser también lo encontramos a Él.

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