lunes, 20 de octubre de 2014

¿Dios? (La pregunta sobre Dios)

Preguntar sobre qué es Dios o quién es Dios es una de las preguntas más fascinantes de la vida, todos nos hemos hecho está pregunta de una u otra manera, o en alguna situación determinada de nuestra vida y diario vivir. Preguntar sobre su existencia o su esencia remite a querer encontrar respuestas concretas y bien definidas de la propia vida, por lo tanto, cuando hablamos de Dios y preguntamos sobre él estamos preguntando sobre nuestra vida, sobre lo que acontece en la misma, hablar de Dios es hablar de lo que el hombre vive, en definitiva de lo que es el ser humano.

Esta afirmación en la que se realza el vínculo entre un Dios y nosotros a través de la búsqueda de sentido de la propia existencia es a su vez personal y colectiva, personal en cuanto que cada uno siempre busca comprender el sentido de su propia vida y colectiva en cuando humanidad que somos y de las relaciones que hacemos a lo largo de los años queremos descubrir hacia dónde nos dirigimos, cuál es el destino de los hombres y mujeres, entre otras preguntas.

Teniendo como base que el hombre tarde o temprano se pregunta por “Dios” o por un ser supremo, pues aquí no se afirma que el Dios por el que se pregunta la humanidad es el mismo; se puede comprender que es indispensable hablar de fe para preguntarse sobre Dios, pero qué pasa con los que se preguntan y se dicen no creyentes, o los que dicen creer y aun así preguntan.
Si preguntar sobre Dios es propio del hombre, entonces creyentes o no creyentes pueden preguntarse sobre Dios, pero la búsqueda primera de la respuesta ante la pregunta será distinta y completamente diferente entre una y otra.

En alguna ocasión, frente a un problema familiar muy doloroso me pregunté sobre el porqué de las cosas, y todo ello tenía que ver con Dios, aquel en quien mis padres me enseñaron a creer, debo decir que en aquel entonces no tenía la formación que ahora tengo, pero recuerdo que mis preguntas en definitiva estaban dirigidas a querer encontrar algo más que una simple respuesta como “solo Dios sabe porque pasan las cosas”, entonces qué clase de Dios era este en quién creía.
Ahora lo comprendo mejor, mi búsqueda y mis preguntas se referían ante Dios porque necesitaba tener un sentido de vida en ese momento difícil en mi existencia y que en ningún momento había colocado en duda le existencia del Dios en quién creo; sigo siendo un católico pero ahora con mayor convicción sobre mi fe y sobre el Dios en quien creo, el revelado por Jesucristo, un Dios de amor.

De ahí que un no creyente, aunque se declare tal, se pregunte por su sentido de vida, por su valor y por su propia existencia, sin embargo, hay que tener en cuenta que se puede tratar de una persona en búsqueda, en crisis, pues una persona que niega la existencia de Dios no puede hablar de algo que según él no existe, es como dar patadas al aire. A Dios no se llega por conocimientos y teorías, se le llega y se le vive por experiencia, se le conoce para poder hablar de él.

Es entonces que se puede comprender porque el que cree también se pregunta por Dios, porque necesita comprender lo que cree, porque es necesario para su vida de fe, porque quiere conjugar la razón y el corazón, porque quiere comprenderse a sí mismo. Dios se da a conocer a cada hombre de una manera particularmente propia, porque cada ser humano es único con una serie de características especiales; quien pregunta por Dios, pregunta por sí mismo, por ello quien logra conocerse a sí mismo puede conocer a Dios.


Cómo estudiante de teología resuena en mí el que esta pregunta sea la propia de los teólogos, pero la llevo más allá como cristiano que soy y por ende para todo el que se dice cristiano: sólo el que cree y ama a Dios es el que muestra el camino para descubrir el rostro de ese Dios en quien creemos. Como cristianos estamos llamados a dar respuesta pero a través de la fe y sobre todo del amor que no es sino conocer a Dios y conocernos a nosotros mismos para dar paso al silencio, ahí donde se vive profundamente la fe y uno queda sin palabras ante tan grande misterio de amor que nos sobrepasa, pero que aun así se hace cercano y palpable. Juan Pablo II escribirá: “Dios ha venido hasta aquí y se ha parado a poca distancia de la nada, muy cerca de nuestros ojos”. La única respuesta para todo es el amor y Dios es amor. 

2 comentarios:

  1. Ama y haz lo que quieras.....gran diferencia, de vivir esto cada día, como si fuera el ultimo..Así es.

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  2. Querido primo, amigo, hermano:

    Siempre que cruzamos palabras, aprendo algo de ti; siempre que te escucho, aprendo algo sobre mí misma.
    "[...]por ello quien logra conocerse a sí mismo puede conocer a Dios."
    Gracias, particularmente, porque estas palabras me han resuelto qué es lo que realmente busco.
    Un fuerte abrazo! (:

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